jueves, 2 de marzo de 2017

Una afición que a la vez es terapia.

Hoy me gustaría compartir con vosotros una de mis grandes aficiones, pintar mandalas.

Todo empezó este verano. Estaba trabajando cuidando a dos hermanas y la mayor tenía un libro de mandalas ambientado todos sus dibujos en el mundo marino. Me parecía impresionante como una niño de tan solo 7 años se pudiera enfrentar con tanta gana  y tesón a unos dibujos aparentemente tan complicados, los cuales tenían multitud de formas de tamaños muy pequeños. 

Estuve durante varios día observando como los pintaba y cada día que llegaba por la mañana veía el avance respecto al día anterior y siempre me impresionaba. Me dí cuenta que desarrolla muchísimo la creatividad, ya que ella seleccionaba minuciosamente los colores para que el dibujo quedara lo menos monótono posible. 

Al cabo de unos días me decidí a comprar uno, el mio era igual  pero está ambientado en la jungla. Ese mismo día conseguí unos bolígrafos de punta fina y, nada mas llegar a casa, empecé a colorear. 
Algunos los pinto a lápiz, otros a bolígrafo, pero desde ese día se ha convertido en un afición.

Además de una afición también es una terapia, me ayuda a relajarme, a pensar, a concentrarme... En definitiva, es algo que me encanta hacer.

Os iré dejando los mandalas que vaya terminando aunque, os aviso, todavía me queda mucho por mejorar. 


Firmado: Paula Sanz Núñez

2 comentarios:

  1. Paula en la clase en que hagamos mandalas con chocolate ya nos contarás si también con ese formato te gusta pintar mandalas

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    1. Cuando escuché la propuesta me encantó la idea. Seguro que si, tengo muchas ganas.

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