martes, 21 de marzo de 2017

Primavera, la temida estación.

Dicen que tanto la Navidad como la primavera son épocas complicadas, que afectan a las personas con problemas como depresión o esquizofrenia. También son peligrosas para quienes están cerca de la muerte, ya sea por su vejez o por otras circunstancias. A veces temo por ello la Navidad, aunque también me gusta por el ambiente familiar y el espíritu navideño. Se podría decir que es como una relación de amor odio. Pero lo que más temo es la primavera, porque es quien más personas se lleva, y cuando más cosas malas  pasan. Al menos mi experiencia personal ha sido así. En concreto esta primavera (para mi el inicio de la primavera lo indica el clima más que la fecha) ha sido una de las peores. Se ha llevado tanto a gente que le tocaba como a gente que aún tenía toda la vida por delante.
 Obviamente es un golpe duro saber que se ha llevado a gente que no tenía que haberse ido aún, pero al fin y al cabo si esa gente no formaba parte de tu día a día, por muy duro y chocante que sea al principio, tu vida diaria sigue más o menos igual. Pero cuando es alguien cercano, por mucho que lo esperaras y que hubieras  intentado autoconcienciarte de que iba a pasar, cuando llega el momento es como si la vida te diera un fuerte y repentino bofetón. 
Ha llegado el temido momento en el que me ha dejado mi Tau, mi compañero de vida... De viajes, de nieve, de playa, de disgustos, de enfados de alegrías, de prácticamente todo. Y cómo no haberse ganado mi corazón si han sido 15 largos años en los que ha estado ahí en todo momento, fiel y leal hasta el último soplo... Me ha demostrado y aportado más que mucha gente de mi familia. Y es que siempre lo he dicho; él es mi familia, no por algo tan accidental como la sangre, sino por algo tan fuerte como la elección. 
La muerte es algo tan natural como la vida, y de hecho, sin ella, esta última no existiría. Pero sin embargo la tememos como a lo que más, nos cuesta aceptarla, nos causa rechazo y pavor. Quizás  no debería ser exactamente así. Quizás nos deberían enseñar a respetarla, pero no a temerla. Al fin y al cabo es algo natural, y lo natural no debe ser malo ni temido. También depende mucho de la cultura, pero creo que precisamente en nuestra cultura occidental, no nos ayudan a superarlo sin que se convierta en algo traumático. Esto me lleva a pensar en el proyecto que se está empezando a llevar a cabo en Europa de mezclar residencias de ancianos con guarderías, para que los ancianos estén felices y entretenidos con los niños, y a su vez los niños lo estén con los ancianos. Y respecto a este nuevo proyecto escuché una queja de una mujer que decía que eso estaba mal pensando, porque cuando se murieran algún anciano a ver como se lo explicabas a los niños. Esa queja y otros comentarios y comportamientos de ese estilo reafirman que le tenemos demasiado miedo a algo natural, pero porque es lo que nos inculcan desde pequeños, nos lo esconden y nos intentan proteger de ello, cuando quizás lo que más nos protege en realidad es que nos hagan fuertes y nos muestren la vida y la muerte, como lo que es, un ciclo natural. 

Aquí dejo un poema que escribí ayer. No sé mucho de métrica pero me apetecía escribir, así que hice lo que pude; 


Te temía, 
pero te esperaba. 
Lentamente te acercabas, 
y si aguzaba el oido, 
entre tu escandaloso silencio, 
me susurrabas que venías. 
yo te respetaba, 
mas no te quería escuchar, 
porque  no me interesaba lo que decías. 
Agigantaste tus pasos. 
Yo cerré  mis oídos. 
Pero un día te plantaste, 
fría y decidida. 
Me lo arrebataste de las manos, 
y dijiste: "quien avisa no es traidor".

Firmado: Raquel.

1 comentario:

  1. Gracias Raquel, sí no nos enseñan a vivir aceptando que la muerte es un hecho tan inevitable y real, y que nos tocará a todos. Es tremendo. Somos criaturas simbólicas y por eso relacionamos la muerte con las épocas, los tiempos inquietantes en que parece que pasa más... aunque la muerte ocurre todos los días como la vida. Pero parece que inconscientemente de alguna forma se impone e inconscientemente elegimos el día y la forma, nuestros animales también

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